
Los fósiles analizados proceden de La Fosa de Messel, en Alemania. Los investigadores fueron capaces de reconstruirlos gracias a que los patrones de color estaban intactos y a través de un análisis matemático de la ultraestructura celular, revelando que las alas habían sido amarillo-verdosas cuando las polillas estaban vivas.
Se cree que estos fósiles son parientes extintos de un tipo de polillas modernas que se alimentan del néctar de las flores. Con esos colores las alas de las prehistóricas polillas habrían sobresalido mientras estas se alimentaban, así que los científicos sugieren que las alas podrían haber servido como una advertencia a los depredadores.
Europa Press
Foto María McNamara.
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