
El hallazgo ofrece información sobre la evolución de la vida en nuestro planeta, sobre la extinción de los animales y de cómo responden los organismos a los cambios ambientales. El descubrimiento, que se ha publicado en Geology, también puede ayudar a reconocer la vida en otras partes del universo.
Los científicos creían que hasta el Cámbrico los animales eran de cuerpo blando y no tenían partes duras y en ello radica la importancia de encontrar un organismo anterior que muestra esqueleto en cada una de las partes de su cuerpo. Las partes duras del animal debieron de tratarse de soportes estructurales.
Los fósiles muestran a Coronacollina Acula como una depresión en la roca de entre unos pocos milímetros a 2 centímetros de profundidad. Pero debido a que las rocas se compactan con el tiempo, el organismo podría haber sido más grande, de 3 a 5 centímetros de altura. Llama la atención que su morfología es similar a la de las esponjas del Cámbrico.
Imagen de Daniel Garson Droser lab, UC Riverside
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